En el último encuentro del Grupo de Estudio practicamos el Reavivamiento del Vórtice, el Equilibrado Energético Rápido, y la Técnica Brasileña de los dedos de los pies. Y en el próximo – el 5 de abril– veremos el Santuario de la Perla Negra, un protocolo creado por Donna Eden que aprendí y disfruté en Bristol el año pasado 🙂
En el centro del cerebro se encuentra el hipotálamo, una glándula del tamaño de una perla que es el eslabón entre el sistema nervioso y el sistema endocrino. Su función principal es mantener el equilibrio interno del cuerpo (homeostasis). Mediante la secreción e inhibición de hormonas, regula los niveles de energía, los ciclos del sueños la temperatura corporal, la presión sanguínea, el sistema inmunitario, la función muscular, el deseo sexual, el hambre, la sed, los ritmos circadianos y los cambios de humor. También gobierna la glándula pituitaria y el resto del sistema endocrino. Casi nada…
¿Y quién tiene línea directa con el hipotálamo? El perejil de todas las salsas… el Triple Calentador. Es un meridiano del Elemento Fuego y a la vez un Circuito Radiante. Es el sistema responsable de producir energía protectora y energía nutritiva en los tres calentadores: en el superior, armoniza el corazón y los pulmones, en el medio el estómago y el bazo, y en el inferior los riñones, la vejiga, el hígado, el intestino grueso y el delgado. Cada dos por tres, el Triple Calentador envía mensajes al hipotálamo, alertándole de peligros inexistentes a lo que la Perla Negra responde preparando a la totalidad del cuerpo físico para una batalla imaginaria que produce en un costoso despliegue energético y hormonal.
Las enfermades autoimunes son el ejemplo más gráfico de una relación disfuncional entre el hipotálamo y el Triple Calentador 😦 Os acordáis de Elvira? Os conté mi encuentro con ella en Lluvia de ochos. En mi diagnóstico mencioné que tenía el Triple Calentador fuera de control. Lo que no recuerdo es si os comenté que llevaba así casi toda la vida y después de tantísima caña continuada, el cuerpo físico acaba pagando el pato. Hace unos 10/15 años le diagnosticaron un lupus y ahí sigue con el patrón lucha-huída a tope con el agravante de que entre la medicación y el Triple Calentador tienen al bazo hecho papilla 😦
Otro ejemplo es la ‘extraña dificultad’ para eliminar las adicciones, los malos hábitos y las creencias limitantes en general… Cuando por fin decidimos que vamos a dejar el tabaco, el alcohol, las galletas, las quejas continuas o el desorden… el Triple Calentador, enemigo acérrimo de los cambios, comunica al hipotálamo que algo va mal-fatal-peor y ya la hemos liado. Sin darnos cuenta hemos convertido un objetivo aparentemente deseable en un campo de batalla interior 😦 y para acabarla de arreglar, a nivel vibratorio atraemos hacia nosotr@s situaciones que confirman que, efectivamente, el cambio es imposible.
Aun recuerdo el verano en que Susana, adicta a la escasez, tuvo el contrato más ‘estable’ de los últimos cinco años: un trabajo temporal super-duro en un hospital y en total consonancia con sus creencias limitantes –los horarios eran malísimos y las jefas peores… Cuando llegó el momento de cobrar, el Triple Calentador estaba tan incómodo con aquella ‘abundancia’ tan extraña que acabó creando el desagüe perfecto para la ocasión: su queridísima perra comió comida envenedada en su paseo nocturno y todas las ganancias de Susana se las llevó el tratamiento veterinario 😦
Tanto en los temas de salud como en los emocionales, el camino al éxito pasa por calmar al Triple Calentador. Y por eso que en el próximo encuentro, además del Santuario de la Perla Negra, repasaremos todos los trucos para aliarnos con este meridiano extraordinario capaz tanto de salvarnos la vida como de arruinárnosla.